Cierto profesor de cierta universidad me ha escrito recientemente para puntualizar que la Virtualización de Patrimonio es más propia del ámbito de la arquitectura que de las Humanidades.
Las diferentes herramientas de esta disciplina permiten a los especialistas de arquitectura, efectivamente, su empleo de cara, por poner sólo un ejemplo, a proyectos de rehabilitación o de reconstrucción material de inmuebles, y dentro de la gestión del patrimonio arquitectónico se consolida cada vez más, posiblemente con un gran recorrido por delante.
Sin embargo no es esto lo que quería comunicarme este profesor. Lo que le ha pasado es un error común aún hoy día, y completamente normal. Ha confundido la Virtualización de Patrimonio con Infoarquitectura, consciente o inconscientemente.
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Caldarium y alveus principal de unas termas municipales romanas del s. I. d.C. |
No es lo mismo. Cosa extraña, suele pasar a menudo que dos cosas con vocablos diferentes sean, en su ámbito práctico, diferentes de verdad. Mientras que la Infoarquitectura construye virtualmente lo que aún no existe, un proceso de reconstrucción virtual trata de reconstruir lo que ya ha existido. En esta mera premisa podemos hallar una de las justificaciones y legitimación de la disciplina dentro del ámbito de las Humanidades. Y eso por hablar de las coincidencias metodológicas ente las dos disciplinas, pero virtualización no sólo significa llevar a la praxis una hipótesis de reconstrucción. El mundo que se abre a la documentación pormenorizada, tridimensional, mensurable y reproducible de forma inmediata se impone día a día en ámbitos como el trabajo de campo en yacimientos arqueológicos. La facultad para la conservación de unidades estratigráficas, sean estructuras o no, que necesariamente se van destruyendo durante la excavación supone una ruptura que plantea múltiples ventajas con respecto a la anterior metodología , y por si alguien lo olvida, el tiempo dirá si acaso algunas desventajas también.
Si volvemos de nuevo sobre la reconstrucción de un patrimonio ya desaparecido se debe seguir el método hipotético-deductivo a partir del cual se realizará una investigación a través de los restos in situ, evidencias materiales descontextualizadas, paralelos arqueológicos, fuentes literarias, etc... O lo que es lo mismo, se debe realizar una investigación histórica que avale la calidad y cualidad histórica de la hipótesis planteada, con suficientes garantías como para no estar falseando la Historia. La validez en la investigación humanística de esta clase de procesos debería estar fuera de dudas en el mundo académico, sencilla y llanamente porque es contrastable y verificable. Como ejemplo puede valer la imagen que aquí presento, perteneciente al caldarium de unas termas romanas. La hipótesis de reconstrucción planteada por su director científico, persona de reconocida trayectoria y gran profesionalidad, establecía un pluteus en el alveus
principal con un pretil central y dos escalones a cada lado. Sólo cuando se ha
procedido al alzado virtual de los diferentes elementos del caldarium se ha constatado que el
espacio entre el alveus absidial,
adyacente al pluteus del principal,
era insuficiente en su relación tridimensional con el resto de elementos, y así
se ha elaborado nuevamente la hipótesis apostando por un pretil central con un
escalón a cada lado, constatado suficientemente en complejos termales del s. I
d. C.
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Caldarium con ábside y alveus de las mismas termas del s. I d. C. |
En último término, más allá de la investigación, el objetivo, comprendido dentro de la gestión patrimonial española, es la difusión del patrimonio. Yo lo entiendo como proporcionar conocimiento (contrastado, veraz y fiable, por este orden, además) de la Historia al conjunto de la sociedad. Me he pronunciado en torno a esto en alguna ocasión. Estamos demasiado acostumbrados y lo aceptamos como normal lo que no supone sino una anormalidad académica, y es la difusión de resultados producto de investigaciones exclusivamente entre ese mismo ámbito académico. Y supone una anormalidad no porque lo diga yo, sino porque el objetivo final de la gestión de patrimonio es la difusión que reportará, en teoría, un beneficio para la sociedad en su conjunto. Dicho con otras palabras, no se puede únicamente comunicar los frutos de tu trabajo entre palmaditas en la espalda de tus colegas en un simposio especializado sobre la materia, porque el fin no es que se enteren sólo tus amigos y colegas de gremio, sino que se entere todo el mundo. A este respecto ya publiqué (en un medio digital y abierto) El pasado soñado... Entre fantasía y realidad: el síndrome de Maccari.
Pero además el empleo de técnicas como la fotogrametría dentro del mundo de las conservación y restauración de patrimonio histórico-artístico, no sólo arquitectónico, está a la orden del día. Las posibilidades para un proceso de anastilosis o reconstrucción virtual a partir del levantamiento fotogramétrico de una escultura son las mismas que para un resto arquitectónico. La validez y sobre todo, palabra clave, funcionalidad con diversos objetivos para el ámbito de las Humanidades está más que justificada: está estrechamente ligada.
Aunque es normal el desconocimiento por parte del mundo académico de este hecho probablemente asistimos a la difusión de técnicas nuevas cada vez más rápido y de forma más inmediata. Lo mediato, lo que tardaba mucho y Dios mediante (muchas veces Catedrático-mentor mediante) conseguía abrirse paso con dificultad y llegar a un ignoto para la mayoría corpúsculo de profesionales del gremio, eso, digo, debe cambiar y ya está cambiando. Yo, planteando y difundiendo mi humilde concepción de las diferencias entre Virtualización e Infoarquitectura, intento aportar mi grano de arena.