Carta de Londres, Carta Ename y Principios de Sevilla
Definición de una nueva disciplina
Aunque aquí se aborda de una forma muy somera ya que este puede ser un tema mucho más complejo y, bajo mi punto de vista, de cara a las distintas definiciones de Patrimonio de la propia UNESCO, con nuevas formulaciones que no encajan con el actual Patrimonio Digital, sí que merece la pena mencionar que en la definición de "Arqueología Virtual" de los Principios de Sevilla consta que es "la disciplina científica que tiene por objeto la investigación y el desarrollo de formas de aplicación de la visualización asistida por ordenador a la gestión integral del patrimonio arqueológico". Mientras que en la Carta de Londres se hace hincapié en el carácter tridimensional aquí se hace una generalización más inclusiva a todo tipo de infografía en su uso al patrimonio arqueológico.
Objetivos o finalidades de tres cartas (Londres, Ename, Sevilla)
La Carta de Londres (2006, 3) hace referencia genéricamente en uno de sus objetivos a la visualización tridimensional (de bienes culturales): «Permitir que la visualización tridimensional rigurosa contribuya plenamente al estudio, interpretación y gestión de los bienes culturales». Es decir, es conditio sine qua non la existencia preliminar de un bien cultural. Como se puede leer la Carta de Londres hace referencia exclusivamente al uso asistido por ordenador en el campo del Patrimonio Cultural. La "Carta ICOMOS para la interpretación y Presentación de Sitios de Patrimonio Cultural" (2007), conocida como la Carta Ename, establece en el artículo 2.4. que "las reconstrucciones visuales, ya sean realizadas por artistas, arquitectos o diseñadas mediante ordenador se deben basar en un análisis detallado y sistemático de los datos medioambientales, arqueológicos, arquitectónicos e históricos, incluyendo el estudio de las fuentes escritas, orales e iconográficas, así como de la fotografía. Las fuentes de información en las que se basen tales reproducciones deben documentarse de forma clara y es preciso facilitar reconstrucciones alternativas, cuando esto sea posible, basadas en las mismas evidencias para su comparación".
La Carta de Londres (2006:3) hace referencia genéricamente en uno de sus objetivos a la visualización tridimensional (de bienes culturales): «Permitir que la visualización tridimensional rigurosa contribuya plenamente al estudio, interpretación y gestión de los bienes culturales». La segunda finalidad del Principio 2 de los Principios de Sevilla, referidos exclusivamente a la visualización asistida por ordenador del patrimonio arqueológico, reza así: «Cualquier proyecto de visualización asistida por ordenador siempre tendrá el objetivo de mejorar aspectos relacionados o bien con la investigación, o bien con la conservación o bien con la difusión del patrimonio arqueológico. La finalidad de todo proyecto debe quedar encuadrada dentro de alguna de dichas categorías (investigación, conservación y/o difusión). La categoría referente a difusión engloba tanto proyectos con fines educativos, ya sea educación reglada o informal, como proyectos con fines recreativos (turismo cultural)». (Grande y López-Menchero, 2010:15). La diferencia con la Carta Ename en sus objetivos consiste en una mayor generalización de los términos sin hacer referencia clara a visualización o uso asistido por ordenador, aunque sí que en el preámbulo se comentan las nuevas tecnologías y formas de representación. En sus objetivos 1, 2, 3 hacen especial incidencia en la divulgación y en la conservación, no tanto así en la investigación que sólo se cita de manera indirecta en el objetivo 7, pero que sí desarrollan, como hemos dicho anteriormente, en el principio 2, “Fuentes de información”. Quizá la mayor diferencia de esta con las otras dos, en cuanto a objetivos se refiere, sea su marcado carácter inclusivo y social, como demuestra el objetivo 6, “Facilitar la participación y la inclusión social en la interpretación del patrimonio cultural haciendo posible el compromiso de los agentes implicados y las comunidades asociadas en el desarrollo y la implementación de programas interpretativos.”
Transparencia científica y rigurosidad histórica (Los principios de Sevilla)
Se propugnan una serie de conceptos a implementar como la interdisciplinariedad, complementariedad, finalidad, rigurosidad histórica, eficiencia, transparencia científica, formación y evaluación. Siguiendo los Principios de Sevilla la rigurosidad histórica de la visualización asistida por ordenador dependerá de la rigurosidad de cómo se haya realizado la investigación previa y cómo se use esa información para la generación del modelo virtual (Grande y López-Menchero, 2010, 17). Para ello debe evaluar los restos in situ y su nivel de fiabilidad estratigráfica. Aquellos restos conservados en el mismo sitio obviamente tienen una fiabilidad incuestionable, junto con otros in situ pero modificados. Así mismo se debe evaluar la validez de restos que no se han mantenido en pie pero cuya posición estratigráfica revele su adscripción al edificio, siendo este el umbral siguiente de certeza sobre su papel como elemento de la estructura. La ayuda de planos, dibujos o fotografías antiguas que hayan constatado un estado anterior los restos son una fuente de primera magnitud también. Por último habrá elementos o estructuras que hayan desaparecido, y mediante la investigación de paralelos contrastados en otras estructuras publicadas y de similar cronología y adscripción cultural se puedan incluir en la elaboración de un alzado de la estructura. Así mismo se hace constar la utilidad de algunas fuentes literarias como aval de la interpretación hipotética. Pongamos por caso unas termas del s. I d. C. (de igual modo que pudiera ser una domus). Los Diez Libros de Arquitectura de Vitrubio nos sirven como base de espacios que generalmente han sido arrasados, pero que mantienen unos cánones conocidos en la Antigüedad. Este proceso, para cualquiera que haya investigado una estructura patrimonial, sea arqueológica o no, es conocido por necesario. Si a la hora de realizar la reconstrucción virtual no se hubiera realizado una investigación, o no se hubiera aprovechado una investigación ya hecha al respecto, la reconstrucción realizada no mantendría los criterios de rigurosidad histórica, y cabría el riesgo de estar falseando la Historia. También cabe decir que esta búsqueda de evidencias que aportan información a la hora de verificar una hipótesis (o no) también son las que producen los diferentes grados de fiabilidad o grados de certeza de cada uno de los elementos reconstruidos. Hay profesionales dedicados a intentar consensuar una escala con este tipo de valores para sistematizar una nomenclatura al respecto. La Carta Ename desarrolla en su principio 2, “Fuentes de información”, sí que recogen, en el 2.4., de forma sucinta, que “Las reconstrucciones visuales, ya sean realizadas por artistas, arquitectos o diseñadas mediante ordenador se deben basar en un análisis detallado y sistemático de los datos medioambientales, arqueológicos, arquitectónicos e históricos, incluyendo el estudio de las fuentes escritas, orales e iconográficas, así como de la fotografía. Las fuentes de información en las que se basen tales reproducciones deben documentarse de forma clara y es preciso facilitar reconstrucciones alternativas, cuando esto sea posible, basadas en las mismas evidencias para su comparación”. Es obvio que el carácter generalista patrimonial de la Carta Ename produce que la principal diferencia a simple vista con respecto a la Carta de Londres y Los principios de Sevilla, sea una acotación mucho más reducida de las “reconstrucciones virtuales".
Carta de Londres (2006).
Carta de Ename (2007).
Carta de Sevilla (2010).
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